Jürgen Teller

 

A mediados de los 1990, y paralela a la revalorización de la fotografía en el mercado del arte, la fotografía contemporánea empezó a prestar atención a la fotografía de moda que había incorporado algunos giros estilísticos propios de la fotografia de arte. Concretamente, el auge de la fotografía intimista, ofreció nuevas posibilidades a la fotografía de moda a la que inyectó un realismo más descarnado. Lo que pronto empezó a llamarse fotografía de moda “grunge” empezó a aparecer en las páginas de las revistas de moda ya en los años 1980 cuando progresivamente se fueron abandonando las fotos de moda glamurosas a favor de otras más realistas y en las que se mostraba el uso “real” que realizaban los jóvenes de la moda. Se empezaron a contratar modelos más jóvenes y delgadas, se abandonó el hiperestilismo en la peluquería y accesorios y se substituyeron las localizaciones exóticas por interiores suburbanos menos glamurosos. En su búsqueda perpétua de lo nuevo, la industria de la moda absorbió estos gestos anticomerciales y los incorporó en su publicidad en un intento de apropiarse de lo íntimo, lo vivencial, lo emocional y ganar legitimidad social.

 

En este clima emerge la figura de Jürgen Teller (1964) que empezó a alcanzar notoriedad en la industria de la moda allá en los 1990 con sus fotos de moda de look casual tomadas con su cámara de 35mm. Paralelamente aparecieron publicadas en revistas y libros sus naturalezas muertas intrigantes o sus fotos de familia. Su estilo de vida privilegiado y las celebrities que aparecen en sus retratos no llamaron la atención del mundo del arte hasta que realizó la serie Go see que incluye un corto, un libro y varias exposiciones y que consistía en las fotos de las modelos que habían ido a ver a Teller a su estudio y le habían contado su vida y sus expectativas a menudo falsas. Teller demostró con este proyecto no sólo su capacidad de crear nuevas imágenes de moda sinó su capacidad de crítica a la industria de la moda y a su imaginería.

 

 

Sus fotos son francas y a menudo brutales y ha retratado no sólo el contexto del mundo de la moda en el que se mueve, sinó a sí mismo y los suyos de una forma descarnada y vulnerable aunque no exenta de intimo realismo. [Charlotte Cotton, The photograph as contemporary art]